Los abogados desaparecerán en 15 años. El abogado, tal y como lo hemos conocido hasta hoy es una especie en vías de extinción. ¿Qué harás tú para sobrevivir? ¿Cuál es el futuro de los abogados?

El futuro de los abogados viene marcado por la evolución tecnológica, la universalización de la información. El big data y fundamentalmente la computación cognitiva harán en unos años que la profesión de abogado nunca más vuelva a ser lo mismo. Al mismo tiempo llega a nuestra tecnología la posibilidad de usar los datos neuronales o Internet of the Body.

Bienvenidos a 2031, año en el que los abogados desparecieron.

Muchos sectores de la sociedad recibieron con intranquilidad la noticia, acusando al estado y a las grandes corporaciones que monopolizan la información a nivel mundial de privar a gran parte de la población de la garantía de defensa de sus derechos y libertades. Otros sectores, como los grandes medios de opinión pública, alaban la decisión recordando que la nueva administración automática protege los derechos sin necesidad de proceso y acusan a los abogados de ser un gremio privilegiado que se ha beneficiado de la ignorancia de la ley por parte de los ciudadanos.

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Futuro de los abogados

El camino que ha llevado hasta este punto ha sido progresivo pero irremediable. La transformación de la abogacía llegó sin que la mayoría de los abogados lo percibieran. Algunos intentaron la actualización de la abogacía a través del marketing como Sara Molina. Otros apostaron por el periodismo jurídico de calidad LuisJa Sánchez. Todos defendieron la abogacía pero la inercia del «siempre ha sido así» venció. Los que avisaron de la necesidad de renovarse fueron acusados de agoreros. Pero los peores presagios se hicieron realidad.

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A partir de 2017, irrumpió en el Derecho el uso de Big Data aplicado al conocimiento legal. El desarrollo en los años anteriores del cloud computing, permitió un mayor y mejor tratamiento de la información almacenada por la humanidad hasta ese momento. Pronto corporaciones como IBM a través de su programa Watson, comenzaron a realizar tratamientos de Big Data sobre el conocimiento jurídico: ofrecieron a la máquina todas las fuentes del Derecho (leyes y reglamentos) pero también todas las aplicaciones que de las mismas se hacían por los órganos llamados a ejecutarlas (sentencias, resoluciones administrativas… etc) de tal forma que el tratamiento de esa información permitiera anticipar el resultado de la aplicación de la ley a cada uno de los supuestos de hecho.

Software para abogados

Este software entró rapidamente en los Bufetes de Abogados al ofrecer estudios jurisprudenciales mucho más profundos, rápidos y exahustivos que los ofrecidos por el trabajo de los abogados junior y pasantes. El software sólo necesitaba saber el supuesto de hecho para ofrecer resultados de lo resuelto anterioremente ordenados por relevancia y vinculación con el caso. Fue toda una revolución… y fue el principio del fin.

Algunos abogados vieron en este software un aliado indispensable. Dejaron de innovar en cada demanda o escrito, dejaron la creatividad a un lado para limitarse a sumar sentencias favorables. No era necesario razonar, ya todo estaba razonado en las sentencias antiguas. Todo estaba dicho.

Abogados virtuales

La evolución de la informática llevó al desarrollo unos años más tarde de la computación cognitiva partir de 2016. Muchos apostaron de forma decidida por la ejecución de nuevas formas de tomar decisiones. Los trabajos de Marlon Molina en este campo influenciaron a toda una generación de informáticos. La acumulación de conocimiento elaborado por el big data y la aplicación de computación cognitiva a los resultados así obtenidos llevan en 2023 a la comercialización del primer abogado virtual.

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Este software podía conocer qué había resuelto un juez o un órgano administrativo en cada caso planteado, no sólo en su puesto actual si no en toda su carrera, cuándo y porqué había resuelto de forma diferente, qué pruebas eran las decisivas para formar su opinión, en definitiva, qué iba a decidir antes de haber postulado ante él. Como consecuencia de esa información el software tomaba la decisión de ejercitar la acción más adecuada estadísticamente comprobada para defender el interés del cliente. Tomada la decisión, la elaboración del escrito era una mera formalidad.

En 2025, los abogados virtuales estaban ya tan avanzados que era perfectamente posible obtener una demanda simplemente con un relato fáctico de los hechos por parte del cliente. Fueron implantados en soportes humanoides para que la interrelación fuera normalizada. Los abogados en ese momentos ya eran robots.

Abogados low cost

Durante toda esta evolución tecnológica, además prosperaron cada vez con mayor énfasis los abogados low cost. Este tipo de abogados, acuciados por la crisis y deseosos de captar clientes en un entorno cada vez más competitivo, hicieron que la única referencia para la comparación de los profesionales fuera el precio. Comenzaron el tratamiento en masa de las demandas, unificaron procesos, simplificaron los trámites y redujeron los costes. El cliente cada vez percibía el abogado como un simple tramitador de un proceso establecido de antemano. Algunos clientes incluso llegaban con las demandas redactadas a los bufetes al prosperar en internet los modelos y los asistentes virtuales. El abogado sólo tenía que firmarla electrónicamente y presentarla.

Administración automática

administración electrónica

En 2016 arrancó la administración electrónica que se había intentado implantar desde hacía años. La informática se convirtió en custodia y garante de Derechos Fundamentales como no la había sido nunca, tal y como en múltiples ocasiones denunció José Muelas a través de la Brigada Tuitera. Pocos le escucharon.

En 2020 la administración era plenamente electrónica, no podía mantenerse ninguna relación del ciudadano con los poderes públicos sin pasar por la ventanilla electrónica. Se implantó además la base única de conocimiento estatal, unificando en una sola base de datos toda la información conocida por cualquier administración relativa a los ciudadanos. Esa información era consultada por cada funcionario de la administración según sus diferentes roles y según la relevancia que para sus trámites tuviera.

El siguiente paso era la administración automática. La administración por sus propios medios podía conocer absolutamente todos los aspectos relevantes del individuo y por ello actuar y decidir en consecuencia. Sin necesidad de actuación por su parte.

Abogados Administrativo administración electrónica

La administración podía conocer los hechos patrimoniales que afectaban al ciudadano, liquidar los impuestos que lo gravaban y cobrar directamente el importe de su cuenta corriente. Podía conocer sus infracciones y sancionarlas, de forma sencilla, rápida y eficaz. Todos los ciudadanos estarían sometimos al imperio de la ley, al imperio de la administración. Los recursos ya sólo quedaban al alcance de unos pocos abogados que buscaban los errores en el sistema informático de tramitación.

Turno de oficio

A partir de 2018 los diferentes gobiernos acusaron al turno de oficio de ser económicamente insostenible. Cada vez eran más los ciudadanos con acceso a justicia gratuita y cada vez menos lo que la administración quería gastar en esta partida. Los abogados del turno desde 2015 cobraban poco y cada vez con más retraso.

En 2021, se modificó profundamente la Ley de Justicia Gratuita determinado que el servicio sería privatizado. La justicia gratuita salió a concurso público anual y fue encargada al bufete que ofreciera mejor precio en su gestión. En cada convocatoria, los despachos de abogados ganadores apostaron con más fuerza por la implantación de sistemas automáticos de gestión de las demandas de oficio para reducir costes. El futuro de los abogados de oficio estaba ya escrito.

En 2026, la administración compró un software de última generación y presentó «Aboganet«, el asistente robótico virtual encargado de tramitar todas las reclamaciones incluidas en la justicia gratuita. El justiciable sólo debía explicar su problema al abogado virtual y la demanda se creaba y presentaba de forma casi automática. La Justicia Gratuita por fin tenía el precio que la administración quería pagar por ella.

El Juez Automático

Todo comenzó cuando en 2016 se implantó a bombo y platillo Lexnet. La que estaba llamada a ser la plataforma de presentación segura de documentación ante los tribunales, arrancó recibiendo duras críticas por sus enormes errores de funcionamiento. Sin embargo en pocos años era una herramienta insustituible. Con el tiempo a lexnet le fueron aplicándole mejoras de tal modo que dejó de ser una mera herramienta de gestión documental para realizar funciones activas. Primero aplicando big data, facilitando el conocimiento del funcionamiento de los juzgados, proponiendo mejoras en los procesos, para después realizar actuaciones de trámite simples con la mera identificación de la información incluida en las demandas.

En 2027, avanzada ya la inteligencia artificial y la computación cognitiva en el ámbito de la abogacía y aprovechando la implantación en todo el estado de la administración electrónica, se inauguró «Jueznet«, la plataforma de resolución segura de controversias. Este software robótico examinaba las demandas presentadas y con acceso pleno a la base única de conocimiento estatal, resolvía de forma casi inmediata la pertinencia o no de las pretensiones sostenidas en juicio.

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Unificó por primera vez la totalidad de los criterios jurisprudenciales al ser un único órgano electrónico el que resolvía todas las controversias. Lo hacía de forma plenamente racional, sin posiciones subjetivas, con un conocimiento pleno y absoluto de todos los hechos relevantes (hubieran o no sido alegados por las partes) de forma que podía resolver con más conocimiento, más equanimidad y mayor rapidez de lo que nunca los ciudadanos habían soñado. Algún político en aquella campaña repitió que «la justicia, si es lenta, no era justicia«. Por eso «Jueznet» siempre era justo.

La desaparición del Notario

En 2016 se produjo uno de los eventos que más profundamente impactó sobre el cuerpo de notarios en los últimos 400 años: la celebración del congreso Notartic. Aquel congreso supuso un punto de inflexión que removió los cimientos del notariado español. Las críticas frente a la implantación tecnológica realizada por ANCERT se sucedieron.

En unos años la fe pública se basaba en una cadena de custodia electrónica que fue diseñada por Carmelo Llopis, Francisco Rosales y Justito el Notario.

La llegada de la administración electrónica supuso la automatización de los registros de la propiedad y mercantiles en la que los que la calificación registral se realizaba mediante la valoración de cumplimiento de requisitos basados en protocolos formales.

En ese punto, admitiendo la certificación automática y su incorporación al registro, la figura del notario pasó a ser potestativa y con ello la mayoría de documentos públicos pasaron a realizarse por sistemas automáticos. Aunque algunos notarios reivindicaron su posición como garantes del juicio de capacidad, que debía hacerse de forma analógica al referirse a elementos no valorables electrónicamente, lo cierto es que los propulsores de la administración autómatica tuvieron un argumento sólido para generar desconfianza entre los ciudadanos: la certificación electrónica es más barata. Y así una custodia electrónica sustituyó al notario y su trabajo en pos de la legalidad.

El abogado de 2031: el futuro de la abogacía

Así llegamos al futuro de los abogados. Cuando en 2031, por ley, dejaron de existir. ¿Todos? No, un núcleo irreductible de letrados plantaban cara a la historia.

No sólo eso, si no que en la era de los automatismos y los software robóticos, los abogados del futuro eran más buscados que nunca. Se llamaran como se llamaran. El futuro de los abogados era saber incidir sobre los paradigmas jurídicos que regían en el mundo de los robots. No sólo se podían cambiar las normas sino también la forma de indexar el resultado de las mismas.

El abogado de 2031 es un profesional capaz de hablar con técnicos, con informáticos y con empresarios y aportar el valor de su experiencia en la creación de valor en cada caso concreto. El abogado no es el que sabe el Derecho. Eso ya lo hacen las máquinas. El abogado es el que sabe cómo organizar el Derecho y cómo encontrar las debilidades de cada norma. Es el que sabe crear derecho con un conocimiento profundo de la informática que rige la aplicación del mismo.

Los abogados del futuro no sólo aplican leyes. También conocen los estándares internacionales de gestión de Tecnologías de la Información, la gestión de procesos y la creación de valor en todo tipo de negocios. Son puentes de comunicación entre el CIO y el CEO de cada empresa. Son buscadores de errores informáticos y de debilidades del código. Los abogados son los intérpretes del código fuente a lenguaje humano.

En 2031, los abogados son los que mantienen la humanidad del sistema informático

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Video de la presentación del Departamento de Nuevas tecnologías del Bufete Abogado Amigo por Jesús P. López Pelaz

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